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¡Emprendimiento consciente!

Con cada día que pasa se ha vuelto más común poner en la mesa la idea de ser tu propio jefe y emprender tu propio negocio. Sea cual sea la razón detrás de este pensamiento (sean horarios imposibles, inconformidad salarial o simplemente tener jefes imposibles, lo cierto es que en general se suele presentar este viaje del emprendimiento con un cierto deje de nostalgia y romanticidad que muchas veces dista en una enorme medida de lo que en realidad significa emprender.

 

Muchas veces estos idílicos pensamientos tienen su raíz en las historias de éxito de grandes empresarios como Steve jobs o Mark Zuckerberg, quienes son algunos de los empresarios más ricos hoy que sin embargo tuvieron inicios bastante humildes.

 

Sin embargo es necesario, y en especial para cualquier persona que tenga pensado empezar su camino como un emprendedor, entender que el camino del emprendimiento dista mucho de ser una idea romántica en la que solamente el trabajo duro y el esfuerzo consiguen todo. Lo cierto es que el mundo de los negocios necesita también de un agudo sentido de la intuición y la estrategia para poder pensar en las decisiones correctas, por muy difíciles que estas sean de tomar.

 

Tener en cuenta desde el principio el capital inicial con el que se cuenta para iniciar con el emprendimiento es la parte más fundamental de toda planificación; es la raíz maciza sobre la que se podrá sustentar todo lo demás. Un error común entre los nuevos emprendedores es pensar que invertirlo absolutamente todo en un nuevo proyecto hará que este de mejores resultados de manera casi obligatoria, sin embargo se olvidan de dejar un fondo de reserva para que la empresa pueda funcionar en caso de que esto no sea de esta manera.

 

Tener en cuenta la capacidad de capitalización de la propia empresa  de cara a los nuevos proyectos y asignaciones es también vital. Otro error común de nuevos emprendedores es pensar que aceptar un enorme flujo de trabajo es lo ideal, sin embargo, fallan al no entender que al no tener las herramientas adecuadas o el personal suficiente muy probablemente terminarán con mucho trabajo, rendimiento por debajo de lo esperado y clientes molestos. En estos casos recurrir a distintos tipos de créditos rápidos, ya sea para contratar más personal o para adquirir equipamiento es una excelente opción a tener en cuenta siempre y cuando la empresa esté ya en capacidad de responder ante una deuda.