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Las ferias, los mercadillos y el pequeño comerciante

Cuando pensamos en eventos públicos de grandes empresas, solemos evocar ferias nacionales o internacionales centradas en determinados ámbitos profesionales y comerciales. Por ejemplo, las ferias de turismo, a las que además de cientos de curiosos acuden numerosas empresas hoteleras, turoperadores y personas interesadas en ofrecer sus servicios o encontrar empleo. Por otro lado, en el ámbito cultural no podemos pasar por alto el buen hacer de las ferias del libro, en las cuales participan editoriales y librerías de cada región o comunidad autónoma. Sin embargo, la diferencia entre el primer y el segundo ejemplo es el tamaño de las empresas participantes.

 

Dicho de otro modo, los eventos especializados de este tipo funcionan de una u otra manera en función del tamaño de las corporaciones participantes. En el caso de las grandes cadenas hoteleras, no solo aprovechan las ferias de turismo para promocionarse, sino que incluso suelen actuar ellas mismas como patrocinadoras, es decir, como fuentes de ingresos para el evento, a cambio de la obtención de una publicidad que repercute positivamente sobre sus actividades y el aumento anual de su clientela. Dicho de otro modo, las grandes multinacionales turísticas rara vez necesitan recurrir a financiación secundaria para promocionarse en eventos de su sector.

 

No ocurre así con las medianas o pequeñas empresas, o con los comerciantes independientes. Un tercer ejemplo es el de los mercadillos artesanales. Cada puesto independiente en estas congregaciones comerciales, que a menudo proliferan en fechas señaladas, están llenas de personas que necesitan obtener sus propios recursos económicos para realizar sus productos y venderlos. Estas personas a menudo usan ingresos secundarios, como los de un empleo estable, o recurren a créditos urgentes para obtener los materiales primarios imprescindibles para fabricar toda la bisutería o los productos manufacturados que pretenden vender.

 

En otras palabras, apoyar las ferias de empresas pequeñas y los mercadillos de vendedores artesanales es apoyar al pequeño comercio y, con él, a la diversificación de un mercado demasiado monopolizado actualmente por empresas expansivas. Por eso es tan importante colaborar como compradores para, como mínimo, colaborar en el pago de intereses de microcréditos y ayudas financieras.