El éxito financiero no se alcanza, se vive. Eso es lo primero que tienen las personas exitosas en común: entienden que se trata de un modo de vida que hay que aplicar día a día. Es un esfuerzo continuo que requiere de disciplina, no es solo quererlo. Tampoco es algo permanente solo porque sí, ya que no se obtiene y ya. Es algo perdurable, cosa distinta.
Sabiendo esto, la personas exitosas viven su vida de forma diferente a las que no lo son. No es que sean seres superiores e inalcanzables, sino que los hábitos los han hecho así. No hay que olvidar que las costumbres son lo que hacen a todas las personas. Esto significa que si alguien quiere algo, deberá integrarlo a su vida cotidiana.
Ahora bien, ¿qué hacen las personas que son exitosas?
Son conducidas por su pasión. Hacen lo que aman hacer. Independientemente de que su trabajo les guste o no, siempre tienen el tiempo para dedicarse a lo que los llena de vida. Saben que están haciendo lo que los apasiona porque pagarían por vivir esos momentos, sin importar el precio en dinero, energía o tiempo.
Son buenos en lo que hacen. Aquí no hay secretos. Se trata de práctica tras práctica. De tener una disciplina impecable que apele a la mejoría continua. No hay atajos. Saben que vale la pena invertir en herramientas en las que apoyarse para hacer mejor lo que ya hacen. Son capaces de pedir préstamos son preguntas, con tal de tener más oportunidades de mejorar.
Se empujan a sí mismos, a pesar de sus dudas y de sus temores. Cualquiera es capaz de sentir miedo y de no saber si está tomando las decisiones correctas. Pero el carácter hará que, aunque haya confusión en alguien y se esté tambaleando, salga de su zona de confort y esté dispuesto a abrirse a las oportunidades. Se requiere de gran fortaleza para continua avanzando, pase lo que pase.
Se les ocurren buenas ideas. Cualquiera puede pedir préstamos personales rápidos sin papeleos, los requisitos son prácticamente nulos. Pero no todo el mundo sabe qué hacer con ese dinero. Las personas exitosas son curiosas, les gusta observar. Están atentos a las necesidades de su entorno y buscan soluciones continuamente. Lo mejor de todo es que cuando tienen ideas, no las dejan en palabras o en el papel, las aplican. Todo capital que pase por sus manos ya tiene una función destinada a hacer algo útil.