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Nuestro dulce hogar reclama un cambio de imagen

Hogar, dulce hogar. A todos o, por lo menos, a una gran mayoría, nos gusta salir de viaje. Lo de menos es si hemos decidido pasar unos días en un lugar a escasos kilómetros de la ciudad en la que residimos, si vamos a ir a un lugar de costa dentro del territorio español o, si pretendemos cruzar frontera y echar unos miles de kilómetros de distancia para conocer nuevas culturas. Sí, un viaje, a donde sea que vayamos, siempre viene bien, pero no es menos cierto que la vuelta a casa es un auténtico placer. 

 

Parece que esas cuatro paredes, el sofá, la cafetera que nos sirve un delicioso y humeante café cada mañana, nuestra cama, nuestro colchón, nuestras sábanas, están allí, esperando en silencio nuestra vuelta para acogernos con la amabilidad, comodidad y cariño que solo nuestro hogar es capaz de servirnos.

El hogar es el descanso del guerrero, las conversaciones compartidas, los juegos y risas de los niños, la comida en familia, las sobremesas con o sin discusiones de por medio... simplemente, ese espacio único que guarda con celo, nuestra intimidad, nuestro día a día.

 

Sin embargo, a veces ese hogar bello y confortable, deja ver alguna que otra deficiencia. Un baño chapado a la antigua, una cocina a la que le falta algún que otro detalle y/o novedad tecnológica, un sofá tremendamente desgastado por tantas veces pisoteado por los peques y que, más de una vez, hizo las veces de la cama...

 

Sigue siendo “hogar, dulce hogar”, pero necesita un lavado de imagen, un cambio, una renovación. Pero, hay un problema. El dinero siempre sale, sin llamarlo nos escucha y nos grita algo así como: ¡no hay saldo disponible en tu cuenta corriente! Así que, carecemos de esa cifra cuya finalidad sea solventar cualquier arreglo que tengamos en mente hacer para mejorar nuestra casa.

 

Y, ahora viene la gran cuestión, hay algo o no hay nada que podamos hacer. Y la respuesta a ese gran dilema es que, sí hay solución para suplir la falta de dinero puntual que nos permita, por ejemplo, embellecer nuestro dulce hogar. La respuesta rápida, segura y fácil, la encontramos en los créditos rápidos. Son pequeñas cantidades de dinero de las que podemos disponer de un día para otro. Entramos a un comparador de créditos rápidos, elegimos el mejor crédito rápido, el más económico y el que mejores condiciones nos ofrezca. A continuación, contactamos con la entidad financiera en cuestión, rellenamos el formulario y si aceptan la solicitud, enviamos la documentación que nos pidan y al día siguiente, ya lo tenemos ingresado en el banco. Sencillo y rápido, sin preguntas, ni papeleos innecesarios.