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Invertir en eventos para visibilizar la diversidad sexual.

El Orgullo, la celebración LGBTQI de la diversidad sexual y de género, no existiría si dos mujeres transgénero, afroamericanas y bisexuales no hubiesen tirado una piedra a su agresores. A ellas debemos que, hoy en día, el mundo sea un poquito más tolerante que lo que era entonces.

No obstante, no podemos obviar que, incluso dentro del colectivo, hay personas más invisibilizadas que otras. Así, las personas bi y trans ocupan el último peldaño. Irónico, ¿verdad? Por eso, es importante dedicar fondos, públicos o privados, como minicréditos online o ayudas económicas de círculos cercanos, a visibilizar las identidades más denostadas en el tiempo. La invisibilización de la bisexualidad, por ejemplo, trae muchas consecuencias:

1. Mayores porcentajes de ansiedad y depresión: La psicología moderna carece de formación LGBTQI básica y, en materia bisexual, no está preparada para afrontar el reto de ayudar a un paciente. Los psicólogos y psiquiatras de ahora suelen diagnosticar que el paciente está «confuso».

2. Discriminación por partida doble: Como hemos dicho antes, las personas bisexuales son discriminadas tanto por parte de gente heterosexual, como por gente del colectivo que debería protegerlos. Los primeros por homofobia y los segundos, por desconfianza en general.

3. Borrado de la historia: Siempre ha habido una tendencia de asimilacionismo monosexual de personajes o personas famosas claramente bisexuales. Por ejemplo, se han obviado aquellos datos que señalan a Freddie Mercury o Gloria Fuertes como tal, considerándose desde siempre gay y lesbiana respectivamente.

4. Debilidad en la lucha política: El desconocimiento que existe sobre la bisexualidad hace que muchas personas crean que es una orientación sexual binaria, cuando no es así. Hay personas que se denominan «pansexuales» porque les atraen géneros no binarios, algo que engloba la bisexualidad. A más términos para definir a lo mismo, menos unidad en el activismo.

5. Menos eventos anuales: Como ya hemos dicho, y pese a que incluso hay un Día de la Bisexualidad, casi nadie invierte 
préstamos personales o recaudaciones públicas en eventos para visibilizar la bisexualidad.

En definitiva, la bifobia sigue siendo un problema social de intolerancia y opresión, y es importante atajarlo cuanto antes.